martes, 26 de agosto de 2008

Esta Piel

Pieles las hay negras, blancas, pecosas, bronceadas, tatuadas, lastimadas, sonrojadas y hasta de-gallina. Lo cierto es que la piel siempre está aquí, no podemos escapar de ella. Ella nos contiene, nos abarca, nos protege y evita que nos derramemos por doquier.
Y mi piel no es sólo ésta de más acá, sino también ésta de más allá: la de la oficina donde trabajo, la de la casa en la que duermo, las fachadas de los edificios por los que transito.
Una apropiación extensiva de los cerramientos espaciales funciona en el sentido real en el que ellos son construidos por nosotros y dan muestra de la historia en que vivimos.
Tal cual la piel del cuerpo queda marcada por los golpes, la piel de la arquitectura nos cuenta sobre sus habitantes y su historia.
El workshop de Andrea Saltzman reconoce un espacio de reflexión sobre toda la materia que nos protege, nos rodea, nos encierra, o nos exalta. Es una reflexión muy amplia que nos invita a tener una experiencia amorosa con el entorno, una experiencia que no deje muchas cicatrices.

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